Chemin de St Jacques Gran Canaria – Maspalomas-Tunte-Tejeda-Gáldar
Retranscrit ultérieurement en anglais pour NLMT, 12/2022

Los caminos de Santiago por España constituyen una forma de viaje de fama mundial. Pero desgraciadamente, no se practican mucho de invierno, por el frío de la Meseta y las lluvias del Atlántico.

Todos, salvo uno, soleado todo el año por bula del 1965 del papa Pablo VI, ampliada in perpetuum/ para siempre por Juan-Pablo II en 1992 : otorgar al Templo Matriz de Santiago de los Caballeros de Gáldar, en el noroeste de Gran Canaria, los mismos privilegios que la Catedral de Santiago de Compostela.

Así se dibujó un camino « compostelano » grancanario de 3 etapas, entre Maspalomas y Gáldar, siguiendo fantásticos y soleados caminos tradicionales guanches, en los legendarios pasos de peregrinos gallegos. 

Este camino es un reto (de 0m sube hasta 1700), se puede efectuar en 3 días como en trozos separados, tomando en cuenta que cada inicio o fin de etapa estará como máximo a hora y media de los hoteles turísticos de Maspalomas o Las Palmas, en coche o transporte público.

Así se puede perfectamente dejar la familia en la playa, y practicar sólo o en pareja un viaje interior … al interior de la isla. Este camino no está equipado como el Francés en el valle del Ebro, habrá muy poco de comer y beber, lo mejor tomarse desayunos fuertes, mucha agua y buenas botas de montaña. 

Las vistas son tan fantásticas que si se puede, mejor evitar caminar un día nublado o con calima. Y siempre del Sur al Norte, para evitar tener el sol en los ojos, y apreciar que caliente las espaldas. Las indicaciones son a veces buenas, a veces inquietantes por escasez, pero confiándose al Santo Apóstol y a su propia intuición peregrina se camina sin problema. Cada paso compostelano tiene su simbólica y su milagro.

Se abandona desde su faro el mundo artificial de Maspalomas : apenas saliendo de la zona turística, uno se da cuenta que todo es desierto, y que el mundo de palmeras verdes y centros comerciales alternativos era puro miraje, hijo del turismo de masa y del riego. Los alrededores de la ciudad son llanos, feos y sucios, y siguiendo las indicaciones del sendero S54, se adivina que habrá que penetrar en las entrañas de la isla por el gran valle seco del Barranco de Fátaga. 

Después de la cantera, los acantilados se ponen vertiginosos, y se entiende como el volcán grancanario, por haber querido elevarse a las cumbres, se expuso a las peores tormentas, lluvias torrenciales, derrumbamientos y erosión a gran escala. El barranco está seco, pero sin duda acogerá aguas devastadoras en determinados días. Mirando por detrás el mar desaparece poco a poco, penetramos al volcán.

A pesar de la brutalidad del relieve, se puede admirar como los aborígenes guanches se aprovecharon cada gota de agua, dejando huellas de vida en cada oasis o palmera. Mirando por arriba se perciben autobuses turísticos en carreteras de cabras, y al fondo cumbres más verdes. Llegar a Fátaga (600m) merece la pena, el sudor se evapora para disfrutar de la casi normalidad de un pueblo tranquilo, con bares y tiendas.

Tunte, San Bartolome de Tirajana

Siguiendo con el esfuerzo hasta un desnivel de 930m, se atraviesan bosques de pinos para llegar a la primera etapa, la pequeña ciudad de Tunte, San Bartolomé de Tirajana. Este nombre le suena, por supuesto, estamos en el mismo municipio que Maspalomas y aquí están su casco y casa consistorial, porque antes de la llegada del turismo playero, los Canarios establecieron sus pueblos del sur en sus alturas húmedas.

El pueblo vive intensamente, entre bares, gasolinera y tiendas, los jubilados lugareños se mezclan con ciclistas holandeses, a fin de calle la iglesia lleva todas las marcas del Camino, reivindicando con cruces de Santiago por doquier su peculiar Xacobismo. Al este el impresionante barranco de Tirajana baja hasta el mar, por supuesto estamos en una isla !

Para dormir está un hotel de categoría, pero en búsqueda de un plan a precio peregrino, el chico de las Apuestas le relacionará con su vecina que alquila camas. 

Al día siguiente y a la hora del desayuno peregrino, pocas cosas abiertas : la panadería le propondrá exquisita selección de repostería casera y cafés (buena señal, en compañía de los chicos de la limpieza), hay que cargar las pilas porque la etapa lo necesita, siguiendo las señales de S50 hacia Cruz Grande y Cruz de Tejeda

El camino empieza al oeste del pueblo, a la derecha del colegio, y se eleva en trozos empavados, a la exquisita sombra de pinos canarios. De momento la ascension es asequible, hasta se pueden cruzar los parroquianos en procesión, incluso con un Santiago sin nada que ver con un Kílian Jornet. Pero poco a poco se sigue elevando el muro de piedra, el camino está acondicionado como las escaleras del Corte Inglés, lamentablemente sin nada de mecánicas. 

Sol y pinos

Sudando y sufriendo, por fin viene una exquisita recompensa : la ventana del Nublo es un arco de piedra debido al milagro de la erosión, del cual por el oeste se perciben dos otras obras maestras de la geología : el Roque Nublo, obelisco grancanario, y al fondo el tinerfeño Teide, que con sus 3715 metros se convertirá en nuestro compañero de camino para las siguientes 24 horas. 

Bajar entre árboles poco a poco hacia Cruz de Tejeda es un encanto visual, el suelo grancanario se derrumbó para crear circos gigantes rodeados de acantilados impresionantes y resistentes picos o rocas. El lugar es un puerto arriba del pueblo de Tejeda, de aquí se percibe el mar al oeste y también bajo nubes al este, con un soberbio Parador de turismo, cafeterías, y un hotel chulo « Refugio ». 

Se recomienda haber reservado una cama, para no quedar sin solución a los 1510m de altura, incluso al casi albergue juvenil Finca Isa, que costará caminar media hora más, bajando por el S85. El mejor plan para desayunar desde temprano resulta en el bufet del Parador de turismo, comiendo rico y tête à tête con el Teide, cargando fuerzas porque no habrá ningún chiringuito casi hasta el fin. 

La bajada sigue subiendo un pelín más, para alcanzar los 1692 m de la cumbre los Moriscos, por un camino ahora bien marcado en amarillo. Después de haber dejado el mar al sur y al este, de admirarlo al oeste desde horas, ahora salen preciosas vistas al norte de Las Palmas, tan reconocible con su cabo y puerto de comercio.

Prados insospechables

Sorpresa del día, se camina en arena gruesa volcánica, aquí un volcáncito se elevó más recientemente que el resto de la isla, y es un encanto notar como lo intenta colonizar la vegetación. A veces los pinos dan otra lección de vida y esperanza : a pesar de troncos quemados a carbón por los incendios del 2019, unos recobraron un peluquín verde de buena risa.

Otra sorpresa para los ojos : al fin de una pared de piedras, se extendió una valla, aparecen prados fluorescentes y rebaños de ovejas … el encanto de este camino, bajando de un ex-volcán grancanario con vistas al vecino tinerfeño, dejamos selvas alpinas para penetrar en un paisaje de pastoreo pirenaico, con montes asturianos  cayéndose hacia el mar. ¡ Gracias Santiago por tantos regalos !

Poco a poco cuesta abajo el paisaje se pone más tropical : palmeras o cítricos, casas de hormigón milagrosamente atadas al vertiente, se perciben ciudades costeras de intensa actividad humana, dominadas por nuestra iglesia-meta. Abajo el entorno se pone hasta hiperactivo, mar de plástico platanero, camiones por doquier, ruinas de cemento, variantes y atascos. Recargando fuerzas al Puente, se asciende el tramo final hasta el casco.

Gáldar

El barrio histórico está muy bien cuidado, la plaza delante del templo muy mona pero la « puerta santa » de la iglesia lamentablemente cerrada. No importa, hemos llegado al fin de nuestro viaje compostelano, cuyo Finisterre local resultaría en caminar 2 km más hacia piscinas naturales de mar.

No importa porque aquí están las lecciones del viaje : del paraíso artificial del Sur, elevarse hasta la belleza de la obra geológica de Dios en el centro, y bajar hasta la realidad norteña.

Un largo viaje de tres días hacia la paz interior.